Relevar, planificar, ejecutar
El primer paso es realizar un buen diagnóstico, relevando los recursos implicados en el sistema productivo, superficie, pendiente, escurrimientos, divisorias de cuencas. Se trata de mensurar y calcular los efectos de las precipitaciones sobre el potencial escurrimiento.
Posterior al trabajo de gabinete, se planifican las estrategias a seguir con fines de ordenar el escurrimiento, mejorar la infiltración de agua y evacuar los excedentes, intentando minimizar las pérdidas de suelo.
Finalmente, siguiendo el esquema proyectado, se ejecutan las obras con maquinaria adaptada a tal fin, sembrando las vías de desagüe buscando el mejor coeficiente de escurrimiento para construir el sistema de terrazas más adecuado a cada sistema.
Un diagnóstico apropiado
El primer paso consiste en analizar el perfil del suelo y compararlo con los perfiles identificados hasta el momento en la zona en estudio. Se trata de ubicarnos sobre el paisaje e interpretar su dinámica. Otro aspecto pasa por colectar datos de las mediciones planialtimétricas y llevarlas a los cálculos correspondientes junto a los datos pluviográficos de la zona. Se delimita el lote en cuestión dentro de la cuenca en estudio y organizar su funcionamiento e integrarlo a que funcione dentro de la subcuenca siguiendo los parámetros de comportamiento de esta evitando alterar los cauces y escurrimientos naturales.